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Josefa de Óbidos

Josefa de Ayala, más conocida como Josefa de Óbidos (1634 - 1684), es la más destacada pintora de la segunda mitad del XVII portugués, y uno de los pocos casos de mujeres que destacaron en la pintura en toda la historia del arte universal de la edad moderna.
Hacia el año 1626, cuando Portugal y España estaban unificados, Baltasar Gómez Figueira, natural de Óbidos y segundón de una familia acomodada, marchó a Sevilla con intención de ingresar en la carrera militar, pero acabó ganándose la vida en el taller del pintor Francisco Herrera el Viejo donde se ocupaba de hacer las pinturas y preparar las telas.
En Sevilla casó con Catalina de Ayala Camacho naciendo siete hijos de este matrimonio entre ellos una niña, Josefa, alumbrada en 1634 que será apadrinada por Herrera. El matrimonio regresa a Portugal a raíz de la restauración de la independencia nacional, pero Josefa permanecerá seis años más en Sevilla junto a su padrino teniendo así oportunidad de entrar en contacto con el mundo del arte y dar muestras tempranas de unas dotes pictóricas que fue desarrollando de manera autodidacta.

 

A los catorce años se instala en Óbidos junto a sus padres. A los dieciséis, ingresa en el convento de Santa Ana de Coimbra con la intención, a lo que parece, de profesar. Tres años después recibe el encargo de realizar algunos grabados para una edición de los Estatutos de la Universidad de Coímbra. A estos grabados se deberá su fama inicial.
En 1653 abandonó el convento, por causas que se desconocen, regresando a la casa paterna. Y, cosa completamente inusual para una mujer de su época, decide dedicarse a la pintura. Poco tardarán en lloverle encargos de conventos e iglesias. Hay obras suyas, por ejemplo, en el monasterio de Alcobaça o en el monasterio de los Jerónimos de Lisboa; así como peticiones para que realice retratos, entre ellos los de la familia real, por los que se hizo muy famosa.

 

Nos han llegado más de cien de sus obras entre las que merecen destacarse sus cuadros de flores y las naturalezas muertas que forman la serie llamada de los Meses. En su producción, tanto estilística como temáticamente, se nota una fuerte influencia de Zurbarán matizada por una sensibilidad acusadamente femenina y un personal estilo ingenuo.
 

Murió en Óbidos en 1684, a los 50 años, siendo enterrada en la iglesia de San Pedro. En los últimos años su obra se ha revalorizado considerablemente. Uno de sus cuadros fue vendido por 5.500 € en 1970, veinte años después volvía a ser puesto a la venta por 200.000 €.

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